domingo, 16 de febrero de 2014

El equilibrio patas arriba

Hago yoga. No soy de esas fanáticas que se meten en la filosofía y después sólo comen tofu, visten ropas desteñidas, juntan las manos en señal de plegaria para saludar y calzan todo el día sandalias flojas, pero me encanta y me hace bien. Cuando llego a la clase me siento como una viejita de 80 años y cuando salgo casi rejuvenecí a la mitad y bajo las escaleras de tres en tres. Mis articulaciones suenan últimamente como castañuelas por las mañanas y después de estirarlo todo hasta crecer casi dos centímetros o tres ya se parecen algo más al elástico de un bikini nuevo. Eso siempre y cuando sea constante,claro. Una vez por semana no me va a convertir en gurú de la práctica.

La cuestión es que cuando empecé me sentía permanentemente como sapo de otro pozo. Cuando el instructor nombraba todas aquellas palabras que acaban con "sana", miraba extrañada al ejército obediente, acatar todo con movimientos de sobra sabidos y practicados. Yo, rígida y desconcertada, pensaba que era como escuchar ruso estando convencida de que nunca lo vas a hablar. Pero como el ser humano es extraordinario y capaz de aprender a hacer cosas alucinantes si se lo propone, hoy hablaron y entendí.

Después de envidiar cochinamente a los demás sabiondos y odiarlos un poquito, hoy me alisté al ejército e hice como si hubiera nacido en el Tibet. Concentré toda mi energía en progresar y conseguí la maravillosa postura de nombre impronunciable.



Si quieren saber cuáles son los beneficios, que son muchos, lean ésto, y si animan a practicarla ni se les pase por la cabeza que son tan mayores como para que les llamen "señora". En mi clase hay señoras con la flexibilidad de un chicle en la boca de un adolescente.

Es lindo progresar y sentir que estar patas arriba también puede suponer encontrar el equilibrio.




1 comentario:

  1. Bien! yo practiqué durante 3 años y.. bueno, decir que me cambió la vida es mucho, pero me dio otro punto de vista, sobre mí y mi cuerpo, y de rebote sobre todo lo demás. En resumen el yoga es SALUD. Así, en mayúscula. Uno empieza con el yoga creyendo que está bien y se da cuenta que no, que se puede llegar a mayores cotas de plenitud... Por qué será que cuando uno habla de estas cosas suena a superstición y paparruchadas? Pero es verdad. Sigue practicando, te diría que 3 veces por semana si puedes. Y no podrás dejarlo, ya verás.

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